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Tamales, las piezas de Ariadna Vásquez para la Milpa Gráfica

“Tamales” es la quinta palabra de nuestra Milpa Gráfica. Tamalli es la palabra en náhuatl que definía (y define) a una porción de masa de maíz, que puede estar o no mezclada o rellenada con otros ingredientes, envuelta en hojas distintas, sobre todo de maíz (en diferentes etapas de maduración) y cocida al vapor. Sus orígenes son más antiguos que los del taco y como testimonio, se les ve en distintos Códices como el Dresde o el Florentino. En realidad hay que decir que el tamal es mesoamericano.

“El tamal entre los mexicas”, del investigador Enrique Vela en el especial impreso sobre este alimento en la revista Arqueología Mexicana, enlista algunos de ellos, por ejemplo:

  • Nacatamalli: tamal de carne.
  • Necuhtamalli, tamal de miel.
  • Nexyo tamalli cuatecuicuilli: tamales de ceniza envueltos.
  • Tenextamalli: tamal preparado con cal.
  • Tianquiztlacualli: comida del mercado, es decir la tortilla o el tamal que se vendía en el mercado.
  • Cuatecuicuilli tamalli: tamales blancos de maíz con frijol.
  • Huauhquiltamalli: tamal de verdura de bledos (quelites).
  • Miyahuatamalli: tamal de espiga de maíz y llevaban semillas de bledos (quelites) y huesos de ciruela molidos.
  • Chalchiuhtamalli: tamal precioso, que estaba hecho con hojas de bledos muy molidas y también eran llamados huauhquiltamalli o quiltamalli (puedes leer más de este en el artículo Tamal de jade, una recreación contemporánea de un platillo prehispánico). 

Él añade que la evidencia más temprana sobre los tamales en Mesoamérica se encuentra en la representación de una joven que lleva un recipiente de tamales en el mural de San Bartolo Guatemala, que pertenece al periodo Preclásico Tardío.

Y para el Clásico, la información más abundante procede también del área maya, y el glifo para referirse al tamal está asociado a nociones de fertilidad y abundancia. Una escena plasmada en una vasija procedente de Kaminaljuyú, un sitio de Guatemala claramente relacionado con Teotihuacán, muestra un personaje que ofrece alimentos, entre ellos tamales.

Los tantos tamales

La verdad es que los amo y por eso he escrito mucho sobre ellos por más de una década porque repito algo vital: los tamales son un lenguaje vigente y vivo: ver a las cocineras de diferentes cocinas comunitarias multiplicarlos, ya sea para rituales o para diferentes eventos sociales, es impresionante.

Son un medio para compartir y crear. Alguna vez escribí en Menú de El Universal que más que un platillo o una idea patriótica, son una forma para interactuar con el maíz, darle significado, valorarlo y tal vez disfrutarlo:

“Satisfacen a muchos paladares, sin importar condición social, económica o geográfica. Para comerlos, basta con abrir sus hojas y descubrir lo que hay dentro, como sorpresa. Pueden prestarse a las comparaciones: que si son mejores los de la tía, la mamá o la señora tal; que si los de equis o ye latitud son los “meros meros”.

Los hay sublimes, cumplidores, olvidables e incomibles y quizá solo se les asocia con la parte tradicional y callejera. Si bien el repertorio es amplio en estos dos ámbitos, existen cocineros contemporáneos que quieren seguir jugando con posibilidades infinitas en el mundo tamalero de norte a sur y en otros países como Colombia, Argentina, Chile, Ecuador y Perú.”

No hay Día de Muertos sin tamales

Ahora que viene el Día de Muertos no hay ofrenda tradicional sin ellos en muchísimos hogares ya que estos envueltos de maíz son esenciales para agasajar a los difuntos y a los vivos: los Sánchez, originarios de Tecoltepec, población del municipio de Coxcatlán, Puebla, contaron que vuelven de trabajar desde Topilejo a su pueblo el 25 de octubre pues deben estar listos en su terruño para el Día de Muertos y parte de lo que ganan es para sus altares y celebraciones, en las que hay, sobre todo, pan y tamales.

Laura Villalobos, cocinera de Izamal, en Yucatán, mostró hace tiempo cómo hace distintos tipos de pib o mucbipollo. En Miahutlán de Porfirio Díaz en Oaxaca la familia Cortés prepara los de mole para su altar. Los tamales de tesmole son parte de las tradiciones de duelo de Huatla de Jiménez en la región mazateca de ese mismo estado. Y en Michoacán tampoco faltan en varias versiones como los nacatamales o las toqueras.

“En el lugar donde vivo todavía hay fiestas muy grandes, las mayordomías, donde siempre está presente el tamal, que se hace en familia, de manera cotidiana. Me gustan mucho porque cuando yo era chiquita los tamales eran la comida de cumpleaños”, recordó Isela Xospa para esta entrevista sobre su libro trilingüe “Conetamalli. Bebé Tamal. Baby Tamal”.

Y ya si quieres darte un clavado en más temas tamaleros acá te dejo un compendio:

Ariadna Vásquez fue la encargada de estas bellas ilustraciones que reflejan la comensalidad tamalera y su variedad no solo en México. Ella trabaja a mano cada dibujo y después se apoya en lo digital, logrando un trabajo con un estilo visual propio. Es oaxaqueña, así que podemos ver su identidad reflejada. Además, este sitio y toda la identidad gráfica de Mar Viaja y Come fue elaborada por ella y su equipo.

Sobre Ariadna:

Ariadna Vásquez es diseñadora gráfica e ilustradora con conocimientos en administración. Actualmente, desarrolla contenido visual personalizado y le interesan los proyectos con enfoque social. También realiza el branding de pequeños negocios en Central Estudio y desarrolla proyectos artísticos como murales e ilustración con tintas alrededor de la identidad, la salud mental y la creación de lazos entre culturas.

Busca sintetizar ideas por medio de imágenes, así como comunicar a través de lo que pinta, dibuja y piensa. Le gustaría seguir colaborando con comunidades en la creación de marcas colectivas, así como hacer sinergia con artistas sobre diferentes temáticas. Le interesa ser intérprete de comunicación visual entre diversas disciplinas y hacer más iniciativas relacionadas con difusión de la educación.

Admira a artistas con iniciativa social, también a quienes se dedicaron  al dibujo y a la síntesis como Jaques Cocteau, Picasso, o que son parte del surrealismo como Leonora Carrington y Remedios Varo.

En colaboración con Carolina Magaña y Priscila Muñoz, es parte de Colecciones finas, iniciativa dedicada al rescate de prendas de vestir por medio de intervenciones gráficas y de costura.

La versatilidad de medios que conoce es una de sus ventajas como profesional. La motivan generar un impacto positivo en la sociedad y poner el lenguaje visual al servicio de causas y equipos a los que es afín.

Síguela en: @aryvasquezh

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