Ayer en redes circuló el titular en varias notas de último momento: “Suprema Corte niega amparo a Monsanto y trasnacionales sobre transgénicos”, ¿por qué es histórica la decisión que ratifica medida precautoria a favor de maíces nativos, milpa y derechos colectivos? ¿Por qué es una buena noticia?
De acuerdo a la información pública proporcionada por la Colectividad Demandante en Defensa del Maíz Nativo, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha resuelto e invalidado los cuatro amparos contra la medida precautoria interpuestos por las grandes empresas trasnacionales de la agroindustria.
Además, esta corte determinó que juecxs que intervengan en un juicio de acción colectiva pueden dictar cualquier medida que consideren pertinente para proteger los derechos e intereses de una colectividad, siempre que se cumpla con los requisitos de ley. Esto es histórico ya que justo es un precedente para la protección que estos actores jurídicos harán por los derechos de las colectividades, en este caso, las relacionadas con el campo, con lo alimentario.
Es una decisión histórica porque se están frenando a poderes mundiales gigantes desde las acciones conjuntas de una extensa diversidad de actores sociales y se están estableciendo marcos legales más sólidos a favor de este cultivo y su cultura asociada.
Las empresas trasnacionales Bayer-Monsanto, PHI, Dow y Syngenta planteaban más de 130 argumentos que fueron rechazados, se lee en el comunicado de esta colectiva. Desde el 2013, la Medida Precautoria impulsada por la Demanda de Acción Colectiva contra la Siembra de Maíces Transgénicos, ha detenido las solicitudes de permiso para sembrar maíces transgénicos en México.
¿Y con esta medida precautoria a favor de maíces nativos, milpa y derechos colectivos acabó el juicio sobre el tema?
No, por eso es importante aclarar que el juicio continúa, explican: “Aún nos queda un largo camino por recorrer para lograr la prohibición definitiva de maíces transgénicos en México, acción que garantizará la preservación y protección de los maíces nativos, de la milpa, de los derechos de campesinas y campesinos a un medio ambiente sano y los derechos humanos vinculados”.
Si bien esta decisión alegra, es de celebrarse y es trascendental para la preservación de los maíces nativos y la milpa, los fallos judiciales como estos no son garantía de que en la realidad se cumplan. Debe existir un estado de derecho que garantice, ejecute y revise el cumplimiento de las sentencias judiciales: “los daños no podrán ser evitados, como ha sido el caso en la Península de Yucatán, donde a pesar de las prohibiciones de la Suprema Corte, la soya e incluso el maíz transgénico se siembran de manera ilegal e impune”, explica la Colectividad Demandante en Defensa del Maíz Nativo en esta comunicación.
René Sánchez, abogado que es parte de esta colectividad, explicó hoy en entrevista con Carmen Aristegui, que con esta suspensión no se podrá sembrar maíz transgénico durante el tiempo que el juicio continúe y que esto es trascendente para la biodiversidad, así como para los derechos colectivos. Él definió a los transgénicos como “una tecnología sin control” que implica riesgos sanitarios y ambientales.
¿A quién más beneficia esta medida precautoria a favor de maíces nativos, milpa y derechos colectivos?
Esta también es una buena noticia para el sector apícola y para las abejas, así como para especies asociadas como quelites, flores y más, que han sido afectados por el ingreso de los transgénicos como la soya y el maíz, al igual que el uso de agrotóxicos como el glifosato. Es una buena noticia que nos debe importar porque tiene que ver con la soberanía y la seguridad alimentaria.
Los transgénicos amenazan el patrimonio biocultural y alimentario. Por ejemplo, el 90 % de las tortillas que se consumen en México contienen maíz transgénico, así lo reveló el estudio elaborado por el Instituto de Ecología y del Centro de Ciencias de la Complejidad de la UNAM.
De acuerdo con esta misma investigación que se dio a conocer en 2017, encabezada por Elena Álvarez-Buylla Roces, en las tostadas, harinas, cereales y botanas hechas a partir de maíz, el nivel de transgénico es del 82 %.
En el artículo publicado en la revista Agroecology and Sustainable Food Systems, el equipo de investigadores conformado por Emmanuel Gonzáles, Alma Piñeyro, Elsa Gómez, Eduardo Monterrubio, Marlenne Arleo, José Dávila y Claudio Martínez, encontraron la presencia de genes que provienen de este tipo de maíces, de plantas que han sido transformadas en laboratorios de Estados Unidos, principalmente.
¿Por qué decir “no a los transgénicos”?
La razón de la modificación de este maíz es para resistir plagas y para tolerar el herbicida glifosato, que fue clasificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “probable cancerígeno para los seres humanos”, sin embargo en México conservamos 59 razas nativas o criollas que también se han adaptado a los climas y sobre todo, a los usos culturales de quienes las cuidan y consumen.
Los transgénicos conllevan riesgos ecológicos, alimentarios y sociales que esto puede generar, tales como pérdida del conocimiento asociado a la milpa y de especies vegetales y animales asociadas a ellas, desgaste de los suelos, contaminación de entornos circundantes y pérdida de dietas tradicionales y saludables.
No somos el único país latinoamericano con este problema: Argentina, Canadá y Brasil tienen un panorama similar. Recordemos que el Senado de la República aprobó un dictamen para declarar el 29 de septiembre de cada año como el Día Nacional del Maíz, ya que esta planta representa el pilar de la alimentación mexicana y un identificador cultural.
Asimismo, se aprobó en lo general la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo en abril de 2020. El documento que estuvo a discusión desde este ámbito gubernamental precisa lo necesario que es emprender acciones legales especiales para el fomento del maíz como una planta de valor cultural, alimentario y económico nacional.
Honor a quien honor merece
“Desde la Demanda Colectiva en Defensa del Maíz Nativo, agradecemos a los pueblos y comunidades que han defendido y preservado durante generaciones a los maíces nativos, a las organizaciones de la sociedad civil, defensoras de derechos humanos y del medio ambiente, a las comunidades científicas y académicas comprometidas con la sociedad; y a instituciones como la SEMARNAT, que ha optado en la reciente administración por apoyar y robustecer los argumentos que la Colectividad ha presentado durante los últimos 8 años que lleva la Demanda. Celebramos esta decisión de la SCJN y les informamos que el juicio principal continúa. Les invitamos a seguir informándose sobre nuestra defensa de la biodiversidad y los maíces nativos en nuestras redes sociales. Agradecemos a los medios de comunicación que nos han apoyado en esta importante lucha. Viva el maíz nativo, viva la milpa, vivan las comunidades campesinas e indígenas.”
Hablar de maíz debe pasar de lo idílico a la acción, por eso se agradece profundamente la labor de abogadxs, campesinxs, científicxs, activistxs, periodistxs…. Hay mucho por platicar de las visiones de quienes siguen pensando solo en volumen de producción pero no entienden de contextos, de necesidades de cada lugar e incluso de calidades y propiedades alimentarias. Que siga la milpa dando y enhorabuena.
Cuentas que debes seguir para informarte sobre el tema:
- Demanda Colectiva Maíz
- Semillas de vida
- Campaña Nacional “Sin maíz no hay país”
- Fundación Tortilla de Maíz Mexicana
- La Jornada del campo
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Foto de portada: Mariana Castillo.